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Documento: Edu. Superior de Emergencia


Educación Superior de Emergencia

 

            México vive un estado de emergencia nacional donde urge detener la violencia, los asesinatos, la muerte, las fracturas familiares, los embarazos prematuros, la drogadicción, el vertiginoso abismo del desempleo y la desesperación.
 

            Hay que poner un alto al clientelismo político con el que se impone el gobierno del que mejor paga por las voluntades, frenando la ignorancia y expandiendo la conciencia histórica.
 

            Urge detener la destrucción de las culturas originarias, de los ecosistemas y las formas de vivir modestamente pero felices, con una inteligencia ambiental y holística, donde los otros tengan tanta importancia como uno mismo y la naturaleza.
 

            La actividad humana que puede contribuir a todo ello  y que a nadie podrá hacer daño es la educación en general, particularmente la educación superior.

 
            Contra el cartel, el cuartel o la cárcel hagamos aulas, escuelas y universidades de emergencia.

 
            Dupliquemos, tripliquemos la matrícula de cada universidad existente y hagamos en cada municipio, cada región, colonia o localidad, una nueva universidad por cada  3 preparatorias.
           

            Hay que dar clases en las parcelas, en los camellones, en los estacionamientos, en las fábricas quebradas, en los edificios públicos sub utilizados, en las escuelas con un turno desocupado.

 
            Reconozcamos la tradición y vocación educadora de docentes, profesionistas, voluntarios, líderes y gestores para sumarse al diseño y la ejecución de nuevos y variados currículos en artes, oficios, humanismo, tecnología, investigación, innovación y ciencias.

 
            Tenemos las iniciativas, los talentos, las nuevas carreras y los modelos alternativos que deben reconocer e impulsar la SEP, los poderes, los medios, las organizaciones y la sociedad civil.
 

            Evaluemos al magisterio desafiando su capacidad creadora para materializar sus tesis en proyectos que afronten la abominable crisis social, humana y ambiental en lugar de preocuparnos por competir en las pruebas estandarizadas de los países llamados desarrollados.

 
            Orientemos nuestras pedagogías, andragogías, didácticas e investigación educativa a la creación emergente de nuevos conceptos, nuevos movimientos, teorías y paradigmas en la acción comunitaria, en la autogestión de sistemas e instituciones estables de educación superior vinculada a la generación de empleo, de proyectos, de empresas, de planes, programas y políticas públicas reales y pertinentes en lo local y lo global.
 

            ¿Cuántos sexenios más estamos dispuestos a esperar para que los partidos,  las cámaras, el ejecutivo y las burocracias  decidan y operen los nuevos proyectos necesarios de educación superior?
 

            Los estudiantes y maestros de la Universidad Revolución, donde ya estamos haciendo real la autogestión educativa para el desarrollo local sustentable proponemos a todos ustedes lo siguiente:

 
1. Convocar a foros regionales y nacionales de manera ordinaria, donde se expongan las experiencias, los proyectos y las ideas en torno a la educación superior alternativa, pública, privada, presencial, virtual o mixta, con el fin de concretar, consolidar y expandir sus alcances en lo inmediato.

 
2. Conformar el Organismo Ciudadano de Reconocimiento y Certificación de Estudios de Educación Superior para que -rompiendo el monopolio que la sociedad ha conferido a la SEP, para legalizar los estudios- se validen y perfeccionen los programas, currículos, modelos y estudios, en las instituciones de educación superior en ciernes.
 

3. Convocar y organizar el encuentro permanente  "mano vuelta en educación superior"[1]. Los profesionistas voluntarios, desempleados, los docentes en activo, los estudiantes de posgrado, becarios, los tesistas, prestadores de servicio, los empresarios, y en general, toda persona con saberes y voluntad, pueden acudir al encuentro permanente donde se esté dando y recibiendo formación en el diseño, planeación, ejecución y autogestión curricular para hacer reales los nuevos programas en los sitios donde las comunidades implementen su institución de emergencia.

Ahí mismo se difunde, distribuye, se asigna trabajo y participación a todos aquellos que quieran retribuir a la sociedad algo de lo que recibieron cuando cursaron la universidad ya sea pública o privada.

Puede ser un encuentro itinerante o puede haber sedes regionales con los que se conforme un mosaico amplio, diverso y trans regional que esté atendiendo y coordinando todo el acontecer emergente de la investigación-acción y autogestión de la nueva educación superior.
 

            En el pensamiento restrictivo de nuestra sociedad sólo hay una vía para la creación de nuevas universidades: definición de presupuestos por el gobierno, construcción de edificios, diseño y aprobación de planes de estudio por las burocracias oficiales, admisión de estudiantes y profesores. Para luego instaurar estructuras monolíticas y elitistas que discriminan a los reprobados, que se anquilosan en sus procesos académicos en pos de la "excelencia académica". Mientras los rechazados siguen siendo rechazados. No hay lugar para ellos.

 
            Los partidos y los gobiernos, encargados de definir las políticas públicas,  se ocupan sustantivamente, como un sistema inquebrantable,  de procurar los recursos y el presupuesto con que comprarán los votos de la siguiente elección. ¿Qué le espera a los grandes problemas de nuestra maltratada patria?

 
            Otra vía es posible, la vía social, la civil, la autogestionaria. Esa vía dentro de la educación superior ha de constituir la fuerza social con  que obliguemos  al Estado a cumplir sus funciones y lo maniatemos para bien de la democracia y para no reeditar más los fraudes y las crisis.

 
¡NADA HAY QUE JUSTIFIQUE LAS GUERRAS ENTRE HERMANOS, LA VIOLENCIA ENTRE LOS NUESTROS, LA CÓMODA INDIFERENCIA, NI LOS DISCURSOS VACUOS!.

 
¡ A TRABAJAR, YA!

 
Oscar Hernández Neri


[1] Mano vuelta es un procedimiento que utilizan los indígenas totonacos y otras culturas, para ayudarse con las faenas del campo. Una familia o un campesino recibe ayuda de otro u otros para realizar alguna tarea como sembrar, desmontar, colocar un cerco, podar el cafetal, etc., etc. Cuando el otro requiere hacer su labor, el primero acude en retribución para ayudar en la jornada. Así, consiguen hacer mas ligera la carga de trabajo, más amena y se estrechan los compromisos e interacción entre las personas y las familias, sin que medie una relación de paga o de patrón y peón.

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